viernes, 15 de octubre de 2010

Sobre "Con voz de punta" de Estrella Juárez. Por Rebeca Álvarez Casal del Rey

Con voz de punta irradia ternura y nostalgia, huele a casa de campo con muros de piedra y a trigo. Con la mirada a mitad de camino entre el futuro y esos montes que nunca volverán. Porque hay verde, mucho verde (que te quiero, verde). Verde hasta en los ojos. Nada Madrid es este poemario, nada urbano. De hecho, deja sed de vacaciones en el norte.
En este su primer libro Estrella Juárez reflexiona sobre el origen, el legado generacional y la maternidad. Es atemporal, tiene ese toque clásico, con tintes costumbristas, que lo sitúa fuera de etiquetas al uso.
La hija que se metamorfosea en madre, dando un giro así a la identidad y a la relación con el propio nombre. La reflexión sobre la escritura, mucha metapoesía hay en estas páginas. El amor... Y detrás de cada poema se esconde algo inquietante, apenas insinuado, pinceladas que dan un toque oscuro (y mucha enjundia) a Con la voz de puna.

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